sábado, 10 de marzo de 2012

Utopía, de Tomás Moro


Hoy os voy a hablar sobre el último libro que he terminado, se trata de "Utopía" de Tomás Moro. En este libro el autor simula un encuentro con un viajero llamado Rafael Hythloday, el cúal describe que en sus viajes más allá del Atlántico encontró la isla de Utopía, dónde se ubica un estado totalmente idealizado.
En ese estado no existe ni la propiedad privada ni el dinero, no existen clases, y todo el mundo trabaja proveyendo así a la comunidad de los bienes y servicios que necesita.
La jornada de trabajo es de seis horas, y el resto del tiempo los habitantes lo pueden dedicar a su ocio, aunque se fomentan las actividades que desarrollen la creatividad y la inteligencia.
Existe libertad religiosa, y los gobernantes o gestores de las ciudades se eligen mediante sistema democrático.
Los delincuentes son castigados pasando a ser esclavos, de tal forma que con trabajo beneficioso para el estado, pueden compensar el mal que han hecho.
Hasta aquí ideas más que interesantes, y más viniendo de un libro de 1516, muy adelantadas a su tiempo. Sin embargo, quizás la novela no me ha llegado a impresionar debido a que muchas de las propuestas de Utopía ya están en la mesa de nuestro tiempo y no son nuevas para mí. Más atrayente me resultó Walden 2 de Skinner, dónde desde un  punto de vista científico/psicológico expone otra utopía en algunos puntos coincidentes con la de Tomás Moro.
Para finalizar os dejo aquí algunos fragmentos de libro que seguro os darán que pensar y aún se pueden aplicar a la realidad de hoy en día:
"Así, cuando miro esas repúblicas que hoy día florecen por todas partes, no veo en ellas - ¡Dios me perdone! - sino la conjura de los ricos para procurarse sus propias comodidades en nombre de la república. Imaginan e inventan toda suerte de artificios para conservar, sin miedo a perderlas, todas las cosas de que se han apropiado con malas artes, y también para abusar de los pobres pagándoles por su trabajo tan poco dinero como pueden. Y cuando los ricos han decretado que tales invenciones se lleven a efecto en beneficio de la comunidad, es decir, también de los pobres, enseguida se convierten en leyes."
Hablando sobre el ejercito:

"No veo que convenga al Estado mantener a tantas gentes de esta clase solamente a fin de estar preparados para una guerra que no tendréis si no la queréis. "
“Nada se puede dar a un hombre si no es quitándoselo a otro”
“[...] Yo creo que lo que más contribuyó a convencerlos fue decirles que Cristo enseñó a los suyos que todas las cosas eran comunes y que esa comunidad todavía permanece en las comunidades verdaderamente cristianas”